A más de 20 años de la tragedia de Cromañón, la historia parece no haber dejado todas sus enseñanzas. En diversos recitales masivos realizados recientemente en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, se han registrado múltiples denuncias por falta de controles en los accesos, lo que ha permitido el ingreso de bengalas, fuegos artificiales y otros objetos peligrosos por parte del público.
Usuarios de redes sociales viralizaron videos donde se puede ver claramente cómo se encienden bengalas en medio del público durante conciertos de bandas de rock nacional, o de cantantes de trap, donde los pogos y robos son algo normal.
"Entramos sin que nos revisaran, apenas nos tocaron la mochila por arriba. Si hubiera querido, podía meter cualquier cosa", comentó Luca, una joven que asistió a un show en un estadio de la zona sur del conurbano. Su testimonio coincide con el de muchos otros asistentes, que señalan una preocupante relajación en los controles de ingreso.
La tragedia de Cromañón, ocurrida en 2004 y que dejó 194 muertos tras el incendio provocado por una bengala, cambió para siempre la historia del rock argentino. Sin embargo, el paso del tiempo parece haber diluido la conciencia sobre los riesgos que implica el uso de estos artefactos en espacios cerrados o con gran concentración de público. Este tipo de incidentes recuerda el caso de Miguel Ramírez, quien murió en 2011 por una bengala en un concierto de La Renga.
Mientras tanto, la música sigue sonando y miles de jóvenes siguen asistiendo a recitales sin saber si el show que esperan puede terminar en tragedia.
Por Ludmila Bombara
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