Se cumple un mes del asesinato trágico de Kim Gómez, una nena de apenas 7 años que fue víctima de un robo. Este caso quedó en el silencio, no se habla en ningún lado.
El 27 de enero este caso conmocionó a todo el país. Kim fue arrastrada por el auto de su madre tras un robo, lo que terminó en su trágica y angustiante muerte.
El enojo y tristeza del pueblo argentino fueron muy notorios, se hicieron marchas y homenajes en su memoria, se fue a hablar a los medios de comunicación y hasta se quería hacer “justicia por mano propia”. A pesar de eso, a medida que pasaron las semanas este caso comenzó a desvanecerse del foco de los medios y de la sociedad.
A pesar del impacto que tuvo y de la gravedad del crimen cometido por los menores de edad que tenían 17 y 14 años, el Presidente, entre otros, pidió justicia.
Hay una fuerte falta de seguimiento sobre este caso, sobre la situación judicial y la memoria colectiva de Kim. Esto no garantiza que no va a volver a pasar como lo prometen o como dijo su madre con mucho dolor “Kim no es la primera pero quiero que sea la última”, ante esto el silencio no puede ser una opción.
Frente a esto, y que el pueblo, familiares, amigos y conocidos de Kim quieren que se haga justicia esto está siendo muy complicado porque los asesinos y culpables de este delito tan atroz son menores de edad, por lo tanto no pueden ir presos. Los asesinos están detenidos esperando una resolución judicial, el mayor se considera autor del hecho, ahora está detenido hasta el día del juicio. Mientras que al menor de 14 años está alojado en un centro de menores de máxima seguridad hasta que se implementen nuevas medidas.
Por Sofía Orsini
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