El pasado 10 de mayo tuvimos la oportunidad de visitar el barrio La Carbonilla, un asentamiento en la zona de La Paternal. En el lugar se nos presentó una propuesta educativa donde nos invitaban a recorrer y analizar las características y posibles necesidades desde el punto de vista de todas las etapas de la vida (niñez, adolescencia, adultez y vejez). Divididos en grupos, logramos puntualizar algunas problemáticas que nos resultaron importantes para cada una de las etapas:
- Niñez
- Adolescencia:
Nos pareció interesante el hecho de que no hay ningún tipo de institución académica dentro del barrio, salvo por las clases de apoyo que brindan las vecinas. Por esta razón los chicos tienen que concurrir a colegios fuera de la zona. Además, ambulancias, camiones de bomberos y otros vehículos de gran tamaño tampoco pueden ingresar en caso de necesidad.
Sin embargo, para todo problema, hay una solución. Juntos pensamos en alternativas sustentables para solucionar estas necesidades. Por ejemplo:
● Ya sea una organización barrial o ayuda del Estado, instituir un espacio y clases de deportes y actividad física.
● Se podría utilizar un espacio ya existente para poder enseñar sobre actividades recreativas.
● La inclusión de espacios verdes dentro del barrio junto con el mantenimiento necesario.
● Acceso para jóvenes de una organización para la ayuda y acompañamiento psicológico. Sea de especialistas en específico o algún grupo de ayuda.
● Mejor mantenimiento de los espacios ya presentes, como pequeños parques o murales que fuimos viendo en las paredes.
- Adultez
Cuando hablamos de la adultez podemos imaginarnos un estilo de vida estable, con algunas comodidades y ciertos lujos. Pero si nos referimos a un barrio de bajos recursos, con poca accesibilidad a cosas básicas como hospitales, escuelas o simplemente agua potable, ¿es lo mismo?
La respuesta es no. Por ejemplo, algo tan simple como llegar al trabajo se dificulta por la falta de transporte público en el barrio. Este no es el único aspecto en el que el trabajo se ve afectado; dentro del barrio tampoco hay escuelas en las cuales anotar a los hijos de estos trabajadores, lo que muchas veces lleva a que uno de los padres tenga que quedarse en la casa a cuidarlos, perdiendo un día laboral.
Podríamos seguir enumerando problemáticas de la vida adulta en barrios precarios pero hay un solo aspecto que engloba todos: la notable ausencia del Estado. Desde la retención de alimentos destinados a los comedores y merenderos hasta el recorte presupuestario para la obra pública, las decisiones estatales repercuten directamente en la cotidianidad de quienes viven ahí (en este caso, haciéndola cada vez más difícil).
- Vejez
La gente mayor es la más afectada en cuanto a la vivencia en el barrio, puesto que muchos de los espacios de La Carbonilla no son aptos para personas en etapa de vejez.
Las calles son demasiado estrechas para que estos puedan transitar con normalidad, teniendo en cuenta que por ese mismo sitio transitan los automóviles que ingresan al barrio, por lo tanto es sumamente peligroso para ellos. No hay rampas para aquellos que se mueven en silla de ruedas o bastón, y tampoco tienen barandas en las escaleras de las casas en las que viven, por lo tanto es muy difícil garantizar la seguridad de estos ciudadanos. No tienen veredas como tal, pero los pocos espacios entre las calles, las casas y los locales tienen muchos desbalances, por lo que tampoco es un sitio seguro para el tránsito de los mismos.
Para terminar, está bueno subrayar lo más importante a modificar: los centros de salud y la accesibilidad de las ambulancias en casos de emergencia. Como ya mencionamos anteriormente, las calles son sumamente estrechas por lo que a las ambulancias se les dificulta demasiado el acceso en caso de alguna emergencia, por lo que las personas mayores deben de trasladarse por sí solos hasta la entrada del barrio o hasta incluso hospitales cercanos ya que hacen falta centros de atención médica allí dentro.
Como toda sombra tiene su luz, el barrio también nos muestra aspectos positivos, como estéticas y barbería-peluquería para la imagen personal o un salón de eventos. Además, pudimos apreciar la presencia de muchos comedores comunitarios, clases de apoyo para nivel primario y secundario y una gran cantidad de kioscos, todo gestionado por los vecinos y las vecinas. La Carbonilla, a pesar de ser un barrio precario que no puede cubrir todas las necesidades de las personas que viven allí, sale a flote gracias a la cooperación y trabajo arduo de los vecinos. Nosotros, alumnos del San José, pudimos ver una realidad distinta a la que estamos acostumbrados a ver cada día.
Por Aldana Abrego, Carolina Valicenti, Loredana Castelli, Roberth Vilchez, Valeria Duque, Lucila Pinto, Manuela Noseda, Lola Villaverde, Angelina Cervantes, Rocío Lobalzo y Rosario Portal.
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