Mil historias que contar - No hay escuelas vacías ✏️

En el marco de una actividad de producción de escritura con la profe Lorena, los estudiantes de 1ro Adm y Com reflexionaron sobre la experiencia de las escuelas vacías en este tiempo de pandemia. Acá les compartimos algunas de sus producciones.

Por Sofía Ribero - 1ro Com


No hay nada menos vacío que una escuela en vacaciones. No hay nada menos mudo 
que nuestra escuela durante la pandemia, porque nuestra escuela es tan especial que tiene mil historias que contarnos.

En ella se pueden oír el llanto de los niños en el primer día de su jardín y las risas de unos días después.

Las puertas guardan los saludos emocionados de nuestros padres al dejarnos el primer día de clases del primer grado.

Los pasillos emiten el eco del sonido del timbre del recreo y del griterío mientras jugábamos algún partidito de futbol.

Recorriendo la escuela se pueden oír las charlas mientras hacíamos la larga fila para el kiosco y en el patio aún se oyen los rebotes de las pelotas en clase de educación física.

La sala de música nos habla con los sonidos de los instrumentos que ahí tocamos todas las generaciones de estudiantes.

Las escaleras susurran el sonido del subir para entrar al aula. En el aula se oye el ruido de las sillas y de las mochilas al sentarnos, el sonido del cierre de las cartucheras al sacar la birome, el sonido de los ganchos de las carpetas para sacar una hoja, el sonido de la tiza escribiendo el pizarrón y hasta el chillido de la tiza cuando patina, está ahí.

En el salón de actos vibra el aplauso emocionado por cada estudiante egresado de la escuela.

Hoy en día se utilizan distintas aplicaciones para dar clases en forma virtual desde la comodidad de nuestras casas las recibimos, pero esta tecnología aún no tiene historia que contar.

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