La cuarentena puede ser un momento para aprovechar a aprender cosas nuevas. Acá, Lourdes, nos comparte su experiencia en el aprendizaje de un instrumento musical.
Por Lourdes Cegarra
![]() |
Aprender un instrumento puede ser una experiencia de liberación dentro este tiempo de encierro y soledad |
Luego de 100 días de cuarentena, siendo estudiante de guitarra, puedo permitirme analizar la experiencia que fui teniendo en este tiempo de cuarentena tan particular.
Este año decidí retomar el estudio de la disciplina guitarra, para esto me puse en contacto con un primo mío que es músico y me ofreció darme clases. Arranqué a tomarlas un poco antes de empezar con el colegio, habré tenido unas 3 clases, muy motivada y emocionada de volver a encontrarme con la música de a poco. Pero para mi sorpresa, la cuarentena interrumpió las clases presenciales, en toda la idea de lo que fue caer en la noticia, poder procesar que iba a ser para rato el aislamiento (lo cual ni yo ni mi alrededor imaginaba), ni se me cruzó por la cabeza las clases de guitarra. En unos días todo volvería a la normalidad, ¡pero primero unas pequeñas “vacaciones” de todo!
Pasaban los días y me llega un mensaje de mi profe proponiéndome enviarle videos tocando las partituras que en los anteriores encuentros me había dado, también creyendo que iban a ser no más de 2 clases. Así que con el material, comencé a practicar y a grabarme, el me corregía por audios las posiciones de la guitarra, los dedos, el ritmo. También me invito a grabar audios con las dos partes de la partituras y luego unirlas. Fue divertido porque en una clase presencial el tocaría el acompañamiento y yo la melodía, así que lo vi como una oportunidad copada.
Pero luego, el tema se empezó a dificultar, las partituras que me había dado, ya las había estudiado todas, entonces me comenzó a enviar las fotos y yo las imprimía. Empezamos a hacer videollamadas y a practicar/analizar las partituras juntos ya que eran más complejas. En la semana estudiaba y los jueves nos encontrábamos a corregir posturas. Ya no era tan fácil porque no es tan notorio el error o lo que al alumno le cuesta, pero con mis palabras y lo que iba reconociendo, le contaba lo que me costaba, lo que me era incómodo o dificultoso, y nos deteníamos en corregir eso específico.
Me empecé a sumergir un poco más en la teoría, había que aprovechar también este tiempo para comprender, no solo practicar que es más difícil. Fuimos intercalando, teoría musical y la práctica de diferentes partituras, deteniéndonos si había algún error o problema en el avance del estudio como nombré anteriormente.
Alguna semana le pedí no tener clases porque no había tenido motivación en la semana para practicar, entre el colegio y varios espacios que tratábamos de sostener, más toda la situación, me consumían (y lo siguen haciendo por momentos). Él, siendo profe de música en colegios, me súper comprendió. Me explicaba lo difícil que es, no ver al alumno presencialmente, como hacerle entender algunas cosas que tienen que ser más graficas/teóricas y prácticas en simultaneo, que iba buscando la forma de no complejizar los trabajos, pero sin que los chicos perdieran el ánimo, las dificultades con lo que los colegios le exigían y no encontraban la forma de responder, él y otros/as profes.
Ya nuestras clases eran contarnos (al principio) como veníamos y aflojar, pude ir encontrando la forma de que no fuera una presión, sino un espacio para pasarla bien un rato, hacer lo que me gusta.
Encuentro dificultades, pero también oportunidades, creo que con lo exigente que soy y la vorágine de todos los días, la cotidianeidad y de que encima para la clase tenía que tomarme el subte, caminar etc., no hubiera avanzado tanto o dedicado tanto tiempo a la guitarra
La música en general en este tiempo, está siendo de mucho acompañamiento para mí, y poder practicarla también. Puedo decir que, en cuanto al estudio de la guitarra, la cuarentena fue y es positiva, tener la oportunidad de estar en casa todo el día y si mi estado anímico me acompaña, dedicarle un rato a esta disciplina que tan bien me hace.
Creo que es posible y bueno aprovechar tanto el estudio de un instrumento como de otras disciplinas, sin que se conviertan en una necesidad de súper productividad, o de un deber, sino, de liberación o acompañamiento en los momentos que encontramos la motivación, dentro este tiempo de encierro y soledad. Darnos la oportunidad de dejarnos llevar por el arte, que tanto tiene para enseñarnos, enriquecernos y alegrarnos.
Comentarios
Publicar un comentario