La verdad de los Juegos Olímpicos de la Juventud

Entre el 6 y el 18 de octubre, Argentina disfrutó de la celebración multideportiva más grande de su historia: los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Este evento recibió a más de 4.012 atletas de 206 países y Argentina se colgó 32 medallas, gesta única y de gran valor, más allá de que el Comité Olímpico Internacional aclaró que no existía el medallero como tal. El evento, reúne cada cuatro años jóvenes de entre 15 y 18 años, de 32 deportes y 35 disciplinas.

La apertura de los Juegos Olímpicos comenzó con un show de luces dirigido por Ariel Ponce. La realización de la apertura fue un proceso largo. Con todo el equipo trabajaron primero en estudio dibujando planos que se fueron modificando de acuerdo al presupuesto y después en la digitalización. El show consistió también en colocar ocho torres más de iluminación de cada lado de la 9 de Julio e incluyeron a lo largo de los carriles del Metrobus más de 50 focos de luz. Esta presentación dejo bien posicionada a la Argentina respecto a su cultura y organización.

Hay que destacar el fervor y la asistencia del público, que sin dudas fue una de las estrellas de estos Juegos donde accedían gratuitamente a todas las sedes gracias a una pulsera magnética. En total se repartieron 650.000 de ellas y las tribunas de los estadios siempre estuvieron repletas con filas de hasta 500 metros para ingresar a el Parque Olímpico. Mas allá de la gratuidad de los espectáculos deportivos, sorprendió el interés del publico por acercarse a deportes que no son los mas populares.
    
La infraestructura deportiva y la Villa Olímpica fueron de los puntos más altos de estos juegos pero fueron criticados por su costo que fue de más de 650 millones de dólares teniendo en cuenta la situación que atraviesa el país.


 Por Ezequiel Castany y Sol Artesi


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